En su práctica en contaduría Edith Morales utiliza libretas a manera de bitácoras que contienen contraseñas para acceder a trámites electrónicos -bancarios, fiscales y de seguridad social.
Cuestionando el sistema lógico para un organizador de datos personales, la artista vacía de contenido gráfico a las libretas para dejar solamente el tamaño y características formales, que incluyen sus dobleces y separadores, con el fin de reflexionar acerca de la noción del objeto y su uso, dejándolo como una fantasmagoría de su origen con un referente de la historia cotidiana y acontecimientos surgidos en el momento de los registros.
Saltando entre espacios, tiempos y asociaciones libres, las experiencias se tornan en representaciones específicas más que como narraciones lineales se convierte en la propia obra y cuya función no es la de mostrar sino la de “demostrar” la paradoja de lo que no se ve.